Consultado por la AFP, el gabinete de prensa del INE confirmó que esos datos “pertenecen al anuario estadístico de España de 1951 del fondo documental” de la misma institución y que “son datos oficiales”. “En el INE recogíamos la información oficial y la recopilábamos en el anuario. Pero en el INE no elaboramos esa información”, comentó la misma fuente.
Además de esa tabla de principios del siglo XX, también circula centenares de veces tanto en Facebook como en Twitter otro listado similar, de un almanaque supuestamente de la Agencia Estatal de Meteorología de España (Aemet),que detalla las temperaturas máximas absolutas de 1901 hasta 1930. “Como se puede ver, toda la vida ha hecho calor… Que no os cuenten payasadas”, se lee en epígrafes en los que se remarcan los 46,6 ºC que se alcanzaron en Sevilla.
Una cifra cercana al récord nacional determinado por la Aemet, que se registró en Montoro (Córdoba) el 14 de agosto de 2021 y fue de 47,4 ºC
Aunque algunos de los registros se obtuvieron hace más de un siglo, muchos de los que aparecen en la tabla del INE coinciden con los registros de la base de datos de Aemet.
Según Ricardo Torrijo, técnico de meteorología del centro nacional de predicción de Aemet, esa cifra resaltada de 46,6 ºC en los documentos del INE “encaja con la de la base de datos” de la agencia meteorológica. “Esta fue tomada en una estación secundaria en Sevilla, que no es automática moderna”. “Por lo tanto, al no ser una estación principal, ni automática moderna, los especialistas en climatología de Aemet no la computan para los récords de temperatura nacionales, ya que es más complicado hacer un seguimiento de la calidad de los registros”, explicó.
La AFP ya verificó contenidos que ponen en duda la existencia del cambio climático mostrando información de temperaturas elevadas puntuales en el pasado. Por ejemplo, circuló una imagen de una portada que alertaba que España había registrado unas temperaturas de 50 grados en la década de 1950. En ese caso, Isabel Cacho, catedrática de la Universidad de Barcelona (UB), geóloga y especialista en variabilidad climática natural del planeta, afirmó a la AFP que, “en el hipotético caso de que sí se llegaran a los 50 grados [en los años 1950], no sería un argumento para cuestionar que la situación actual sea más cálida”.
“La anomalía de ese día concreto tendrá un efecto muy pequeño en la media [de las temperaturas], y la tendencia [para analizar el clima] no cambiará”, agregó en la misma línea Pedro Zorrilla, experto en cambio climático y combustibles fósiles.
José Luis García, experto en cambio climático y portavoz de Greenpeace España, explicó a la AFP que “esos datos de altas temperaturas no sirven para desacreditar la existencia del cambio climático. No tienen nada que ver. Una cosa son datos puntuales de temperaturas y otra muy diferente es el aumento de la tendencia y la temperatura media”.
Cacho insistió en que “cuando hablamos de clima, debemos tener en cuenta un periodo de estudio más largo, no tomamos en cuenta sólo las condiciones meteorológicas de un momento determinado durante un lapso corto”. “El cambio climático no se puede medir con temperaturas puntuales en momentos concretos, es medir la tendencia de las temperaturas en todos los lugares”, coincidió García.
Además, los criterios de medición también deben cumplir unos parámetros, según los expertos. Por ejemplo, para garantizar una medición óptima de la temperatura, “los sensores deben estar protegidos del sol y de la lluvia y la temperatura del interior de la estación tiene que ser la misma que la que hay en el exterior”, dijo Torrijo.
Una secuencia válida para su análisis “no debe haber experimentado cambios ni en su entorno, ni en su modo de observación”, continuó la misma fuente. “Si alguno de estos factores es alterado, los resultados no podrán ser comparables”, comentó Torrijo.
Sobre las olas de calor, el doctor en Geografía e Historia por la UB Mariano Barriendos argumentó que “es relativamente habitual que una burbuja de aire caliente del Sáhara entre en la península”, pero señaló que “lo preocupante es que cada vez [las olas de calor] ocurren con más frecuencia”.
En España, “hubo un incremento muy importante en la década de 2011 a 2020, porque las olas de calor se duplicaron respecto a décadas pasadas”, explicó en junio de 2022 Rubén del Campo, portavoz de Aemet. “Si se producían alrededor de 11-12 olas de calor en cada una de las décadas anteriores, en la de 2011 a 2020 se registraron 24”, continuó. Otro de los indicadores que señaló el responsable de Aemet es que “entre 1975 y 2010 hubo cinco olas de calor tempranas [en el mes de junio], mientras que entre 2011 y 2022 ya ha habido seis”.