Ir al contenido 
La energía, ese motor que impulsa a una nación, es el reflejo de su vitalidad y progreso. En Colombia, el sector energético ha sido un pilar fundamental para el desarrollo económico y social. Sin embargo, recientes acontecimientos y decisiones gubernamentales han encendido las alarmas sobre una posible crisis en el horizonte.
Varios expertos han expresado su preocupación por la situación actual del sector energético en Colombia. La Asociación Colombiana del Petróleo y Gas (ACP), la Asociación Nacional de Servicios Públicos (Andesco) y la Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica (Acolgen) han señalado en múltiples ocasiones su inquietud por la seguridad energética del país. Las medidas propuestas por el Gobierno, como la prohibición de nuevos contratos de exploración de hidrocarburos y la congelación de precios de la factura de energía, sumado a los retrasos en más de 40 proyectos de generación, han exacerbado estas preocupaciones.
La Unidad de Planeación Minero Energética (Upme) proyecta un déficit de energía entre 2025 y 2026. Esta predicción se ve reforzada por situaciones como la contingencia operativa imprevista en algunos pozos de Canacol Energy en la Costa, que resultó en una restricción de gas para la demanda industrial de toda esa región. Esta situación, aunque resuelta, es un reflejo de lo que sucede en el resto del país, donde aproximadamente dos tercios de las industrias no tienen un combustible sustituto al gas.
Las reservas probadas de gas natural han disminuido en un 11% en 2022 en comparación con 2021, dejando una reserva para solo 7 años, la cifra más baja en la historia del país. Tomas González, exministro de Minas y Energía, advierte sobre la posible pérdida de autosuficiencia en gas en la segunda mitad de esta década, lo que podría resultar en apagones.
A esta situación ya complicada, se suma la llegada del Fenómeno del Niño a finales de 2023. Con embalses disminuyendo rápidamente, escasez de gas para la generación térmica y precios de energía que superan los 1.000 pesos por Kw hora, el panorama es desalentador.
Sin embargo, no todo está perdido. Hay soluciones en el horizonte, como prorrogar dos resoluciones que están en camino y que podrían aliviar la situación. Pero es esencial que se tomen decisiones informadas y oportunas para evitar una crisis mayor. Es hora de actuar, de tomar las riendas y de garantizar un futuro energético sostenible para Colombia.
