El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, anunció recientemente en un foro organizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que Colombia planea que todos los vehículos matriculados en el país sean eléctricos para el año 2040. Este anuncio ha generado preocupaciones sobre la viabilidad y los desafíos de tal transición energética en el país.
Bonilla subrayó la importancia de un cambio en el consumo como factor clave para lograr esta transición energética. Sin embargo, considerando que Colombia consume diariamente 12 millones de galones de combustible, de los cuales 6.4 millones corresponden a gasolina corriente y 5.7 millones a diésel, la tarea de cambiar a vehículos eléctricos supone un desafío formidable.
Este anuncio se produce en un contexto en el que el precio de la gasolina ha experimentado un aumento constante, con los dos últimos ajustes de 600 pesos. Según las estimaciones del propio ministro Bonilla, este ritmo de incrementos, junto con la disminución del precio del petróleo, podría cerrar la brecha en el consumo de gasolina corriente en cuatro o cinco meses.
Sin embargo, hay preocupaciones legítimas sobre si esta transición puede llevarse a cabo de manera eficiente y sin causar perturbaciones económicas significativas. Además, existen interrogantes sobre el impacto de esta transición en la industria automovilística del país, así como en la economía en general, dado que el sector automotriz es un importante motor de empleo.
Otro factor de preocupación es la dependencia de Colombia de las importaciones de gasolina. Bonilla resaltó que el 40% de la gasolina corriente consumida en el país es importada y que Ecopetrol, la empresa estatal de petróleo y gas, adquiere esta gasolina en el mercado al día, en lugar de planificar sus compras a través de mecanismos de subasta y futuros que podrían obtener precios más favorables.
Este anuncio genera incertidumbre en cuanto a cómo el país manejará la transición de un consumo significativo de gasolina a un modelo basado completamente en vehículos eléctricos. Se espera que en los próximos meses y años, tanto el Gobierno como los actores clave de la industria delineen planes más detallados sobre cómo se implementará esta transición de manera eficaz y eficiente.