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¿Nuevo proyecto de ley haría millonarios a los dueños de los terrenos petroleros en Colombia?

Análisis del impacto económico para propietarios ante la posible reforma legal sobre regalías y derechos de superficie.

Contexto actual de la tenencia de tierras y explotación petrolera

Introducción breve

Un nuevo proyecto de ley presentado ante el Congreso de la República de Colombia propone modificar el esquema actual de regalías y derechos de superficie en zonas de explotación petrolera. La reforma, de ser aprobada, podría significar una fuente directa de ingresos millonarios para los propietarios de terrenos ubicados en áreas con actividad de hidrocarburos. En este artículo analizamos el posible impacto económico, los actores involucrados, y cómo esta medida redefine la relación entre el Estado, las petroleras y las comunidades locales.

¿En qué consiste el nuevo proyecto de ley sobre regalías petroleras?

El proyecto busca modificar los artículos clave de la Ley 756 de 2002 en cuanto a la distribución de regalías por la producción de crudo y gas natural. Actualmente, estos recursos se canalizan principalmente a través del Sistema General de Regalías (SGR), beneficiando a las entidades territoriales productoras. La nueva propuesta contempla que un porcentaje de estas regalías sea transferido directamente a los propietarios de los predios donde se realice explotación comercial.

Esto implicaría una reforma estructural del modelo de los hidrocarburos en Colombia, que tradicionalmente ha mantenido los derechos del subsuelo bajo titularidad exclusiva del Estado, como lo establece el Código de Minas. El documento también sugiere mejorar las compensaciones de los derechos de servidumbre y uso de superficie, que hoy se rigen por contratos privados y montos variables.

Actores clave en la discusión legislativa

Según la Asociación Colombiana del Petróleo y Gas (ACP), esta modificación podría alterar radicalmente la rentabilidad de los proyectos upstream en Colombia, particularmente en cuencas con alto riesgo geológico o social. La Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), por su parte, ha advertido sobre la necesidad de equilibrar el incentivo económico a los propietarios sin afectar el atractivo para la inversión extranjera en exploración y producción.

Impacto económico directo para los propietarios de terrenos petroleros

Uno de los aspectos más atractivos del proyecto es que reconoce el valor del suelo más allá de su explotación agrícola o forestal. Aunque el Estado sigue siendo propietario del subsuelo, los dueños de predios serían compensados proporcionalmente al volumen extraído en sus tierras.

Orden de magnitud estimado

Según cálculos preliminares del Ministerio de Minas y Energía (MinEnergía), los nuevos pagos directos a propietarios podrían representar entre el 2% y el 5% del valor bruto de la producción en boca de pozo. Para un predio promedio en el Magdalena Medio, con producción diaria de 500 barriles, esto equivaldría a ingresos mensuales entre COP 40 y 100 millones, considerando un precio de USD 70 por barril.

Estos montos podrían variar significativamente según el tipo de contrato (TEA, E&P), el operador (Ecopetrol, compañías privadas), y el tipo de hidrocarburo (liviano, pesado, gas).

Las zonas más beneficiadas: mapas productivos

Las regiones más favorecidas serían las cuencas del Magdalena Medio, Llanos Orientales y Putumayo, donde se concentra más del 85% de la producción nacional, según datos de la ANH. Departamentos como Meta, Casanare, y Santander tienen alta presencia de operaciones upstream con infraestructura asociada midstream, lo que amplifica el valor del terreno y su compensación por servidumbre de paso y derechos de vía.

Implicaciones para el sector petrolero y la inversión

La iniciativa legislativa ha levantado alertas en gremios como Campetrol y la Asociación Colombiana de Ingenieros de Petróleos (ACIPET), quienes explican que la seguridad jurídica y la estabilidad fiscal son condiciones clave para atraer capital y tecnología, especialmente en proyectos costa afuera o de recuperación mejorada.

Posibles efectos sobre los costos operativos

Una redistribución de regalías que aumente los pagos a particulares puede generar un alza en los costos del barril producido. Esto afectaría los márgenes de empresas involucradas en proyectos marginales o aquellos con baja relación reserva-producción.

Un informe de la Agencia Internacional de Energía (IEA) indica que países con esquemas de reparto más rígidos tienden a atraer menos rondas exploratorias. Si Colombia eleva demasiado la carga para las empresas, podría desplazar inversión a otros mercados latinoamericanos como Guyana, Brasil o Argentina.

Adaptación de contratos existentes

La ANH deberá revisar cómo se aplicarían estas disposiciones a los contratos vigentes, lo cual podría requerir renegociaciones complejas. También surgiría el reto de establecer mecanismos de fiscalización y trazabilidad del volumen extraído en tierra privada, para evitar disputas legales entre propietarios y operadores.

Perspectiva internacional: comparación con otros países productores

Esta no sería la primera vez que se plantea remunerar directamente a propietarios de terrenos en zonas extractivas. En Estados Unidos, por ejemplo, los dueños del suelo muchas veces son también titulares del subsuelo, lo que les permite recibir "royalty payments" de hasta el 12.5% del valor de la producción.

Sin embargo, en sistemas como el colombiano —de modelo estatal—, la titularidad del subsuelo sigue siendo del Estado. La novedad aquí es que una porción de las rentas generadas en el marco del upstream sería redirigida al dueño superficial, reconociendo su papel en el desarrollo estratégico del sector.

Recomendaciones desde organismos internacionales

  • Ipieca recomienda generar beneficios compartidos para comunidades locales como vía de legitimidad social.
  • OPEP destaca que los esquemas fiscales flexibles aumentan la competitividad regional frente a nuevos yacimientos emergentes.
  • IEA subraya la importancia de establecer marcos legales claros que no disuadan las exploraciones en yacimientos no convencionales.

¿Qué sigue para propietarios, empresas y reguladores?

Este proyecto de ley inicia su curso legislativo en una coyuntura crítica: con una producción de apenas 776 mil barriles diarios (enero 2024), según Ecopetrol, y una caída en las nuevas reservas, Colombia debe fortalecer simultáneamente su exploración y su legitimidad social. Si la reforma se aprueba, los propietarios rurales deberán estar preparados para:

  • Formalizar títulos de propiedad y aclarar linderos prediales.
  • Negociar convenios de ocupación temporal o pagos de regalías con mayor precisión.
  • Entender los derechos y obligaciones derivados de las operaciones midstream (oleoductos, estaciones de bombeo, etc.).

Por su parte, el MinEnergía y la ANH enfrentarán el reto de establecer reglamentos técnicos para asegurar que los nuevos pagos se distribuyan de forma trazable, transparente y uniforme. La CREG y la UPME deberán analizar los impactos del nuevo esquema sobre las tarifas de transporte y refinación en el sector downstream.

En definitiva, esta propuesta legislativa, si bien ambiciosa, representa una oportunidad para repensar el modelo de hidrocarburos en Colombia, fortalecer la relación con las comunidades y equilibrar los intereses del Estado, el sector privado y los propietarios. El reto será hacerlo sin comprometer la competitividad necesaria para dinamizar la transición energética de manera sostenible y soberana.

¿En qué consiste el nuevo proyecto de ley?

Un cambio inminente en la renta petrolera: ¿una nueva era para los propietarios de tierras?

Un nuevo proyecto de ley presentado ante el Congreso de Colombia podría transformar estructuralmente la forma en que se distribuyen las rentas del sector petrolero. La propuesta busca que los propietarios de tierras donde se realicen actividades de extracción de petróleo —fase upstream— reciban una participación directa en las utilidades generadas por los contratos de exploración y producción. Esta medida busca incentivar la socialización del recurso y reducir la conflictividad social asociada a los proyectos extractivos.

De aprobarse, la legislación beneficiaría principalmente a quienes poseen terrenos ubicados en cuencas productoras como los Llanos Orientales, el Magdalena Medio y Putumayo, regiones con alto potencial petrolero y actividad actual significativa. Más allá del impacto económico directo, este nuevo esquema supondría un giro en el modelo de gobernanza de los recursos naturales del país.

¿En qué consiste el proyecto y cómo cambiaría el modelo actual?

Actualmente, según el régimen legal vigente, los recursos del subsuelo en Colombia pertenecen a la Nación. La administración y asignación de derechos de exploración está en cabeza de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH). Los ingresos que se derivan de la producción se reparten entre el Gobierno central, las entidades territoriales por concepto de regalías y las compañías operadoras mediante los Contratos de Exploración y Producción (E&P).

El nuevo proyecto de ley propone que, además de estas partes, los propietarios privados del terreno superficial tengan derecho a recibir una renta directa proporcional al volumen de petróleo extraído u obtenido por medio de regalías en especie. Esta compensación económica no reduciría las regalías que recibe el Estado, sino que se adicionaría como una obligación contractual por parte de la empresa operadora.

Pago directo por parte de las empresas operadoras

Según el articulado preliminar, los pagos se realizarían directamente desde las compañías del segmento upstream, como Ecopetrol, Parex, Geopark o Frontera Energy, a los propietarios registrados, ya sea a través de transferencia bancaria mensual o mediante participación en utilidades en especie. Esta propuesta reconoce el impacto directo de la actividad extractiva en los territorios y busca alinear los intereses locales con la estabilidad de los proyectos de explotación.

Implicaciones fiscales, económicas y sociales del nuevo esquema

El impacto más evidente sería el incremento de ingresos para pobladores rurales en zonas petroleras. Según estimaciones de la Asociación Colombiana del Petróleo y Gas (ACP), en 2023 Colombia produjo aproximadamente 770 mil barriles de crudo diarios. Tomando como ejemplo un pozo con una producción promedio de 1.000 barriles diarios, a un precio de US$80 por barril, se generarían ingresos brutos mensuales superiores a los US$2.4 millones. Una eventual asignación del 1% de esta utilidad líquida a los propietarios representaría pagos mensuales millonarios en pesos para pequeños y medianos poseedores de tierra.

Desde el punto de vista fiscal, la medida tendría un efecto neutro en el presupuesto nacional si no se afecta el esquema actual de regalías. Sin embargo, para las compañías petroleras significaría un nuevo componente en su estructura de costos, lo que podría ajustarse mediante deducciones tributarias o exenciones específicas.

Reducción de conflictos sociales

Uno de los argumentos centrales del proyecto es que la participación directa de las comunidades podría reducir bloqueos, protestas y ataques a la infraestructura del sector midstream. Actualmente, según datos de Campetrol, el 68% de los proyectos enfrenta algún tipo de conflicto con líderes locales, bien sea por uso del suelo, impactos ambientales o ausencia de compensaciones comunitarias. Al involucrar financieramente a los propietarios, se espera mejorar la viabilidad de los proyectos estratégicos y reducir los tiempos de licenciamiento.

Reacciones del sector energético y organizaciones territoriales

Diversas entidades del gremio energético han manifestado prudencia sobre el proyecto. Campetrol y ACIPET han señalado que la medida podría desincentivar la inversión extranjera si no se garantiza seguridad jurídica y estabilidad tributaria. Por otro lado, la Ministra de Minas y Energía ha afirmado que “el modelo no reemplaza las figuras actuales, sino que las complementa, para generar mayor equidad entre las regiones que soportan la operación petrolera.”

En las regiones petroleras, las asociaciones campesinas y juntas de acción comunal han recibido la iniciativa con entusiasmo. En el área de Puerto Gaitán, Meta —zona de operaciones clave para Ecopetrol y las empresas del sector upstream— ya existen comunidades que han solicitado formalmente la inclusión voluntaria en proyectos piloto de reparto de utilidades, como mecanismo transitorio mientras avanza la discusión legislativa.

Comparación internacional y modelo de referencia

Este tipo de esquemas no es inédito. En países como Nigeria, Canadá y Estados Unidos existen fórmulas donde los propietarios reciben pagos por derechos de superficie o utilidades compartidas. Canadá, por ejemplo, contempla royalty agreements entre titulares y operadores en ciertas provincias productoras. Este modelo ha sido destacado por la Agencia Internacional de Energía (IEA) como clave en la aceptación social de proyectos de hidrocarburos no convencionales.

¿Qué sigue para el proyecto en el Congreso?

El proyecto fue radicado oficialmente en el primer semestre de 2024 y se encuentra en trámite en la Comisión Quinta del Senado. De acuerdo con el cronograma legislativo, se espera su primer debate en plenaria entre agosto y septiembre del mismo año. A pesar de la oposición inicial de algunos sectores económicos, el alto impacto en términos de equidad territorial le ha ganado apoyos entre congresistas de regiones petroleras como Casanare, Meta, Huila y Arauca.

Uno de los desafíos será la definición del porcentaje exacto de participación que tendrían los propietarios y cómo se auditarán los volúmenes producidos y las rentas compartidas. Propuesta inicial de la ANH sugiere que estos pagos se calculen con base en los estados financieros auditados de cada contrato E&P, lo que permitiría verificar la renta líquida real a distribuir.

  • El porcentaje de participación oscilaría entre el 0.5% y el 2.5% del ingreso neto por pozo.
  • Solo aplicarían predios ubicados en zonas clasificadas como de interés hidrocarburífero activo.
  • Los pagos serían supervisados por la ANH en conjunto con la CREG y la UPME.

Claves para entender los efectos a futuro en el mercado petrolero colombiano

Este proyecto podría representar un punto de inflexión en la relación entre estado, empresa y territorio. Al mejorar la distribución directa de la renta petrolera, se amplía el número de beneficiarios del negocio de los hidrocarburos y se fortalecen las condiciones sociales para proyectos en curso y futuros.

Para las compañías operadoras, se hace urgente evaluar cómo este posible costo adicional impactará su flujo de caja. De igual forma, deben trazar estrategias de relacionamiento territorial que incorporen estas nuevas dinámicas de participación en renta.

Desde la perspectiva institucional, el Gobierno y la ANH deben comenzar a desarrollar los marcos técnicos y regulatorios que permitan ejecutar estos esquemas sin generar conflictos de interpretación ni zonas grises legales. Esto incluye definir mecanismos estandarizados de medición, reparto y resolución de controversias, preferiblemente utilizando plataformas digitales de trazabilidad como blockchain.

Para los propietarios de tierras en zonas petroleras, el contexto es de oportunidad. Reforzar la seguridad jurídica sobre sus predios, revisar los títulos registrales y establecer canales de interlocución con las empresas upstream será fundamental en los próximos meses. Una correcta articulación técnico-legal puede convertir a pequeños campesinos en socios estratégicos de una de las industrias más rentables del país.

Este nuevo enfoque hacia una distribución más inclusiva de los beneficios del petróleo en Colombia podría generar no solo millonarios locales, sino también una mayor estabilidad para el sector energético nacional.

Impactos económicos y sociales de la reforma propuesta

Los propietarios de tierras petroleras podrían beneficiarse del nuevo proyecto de ley en Colombia

Un nuevo proyecto de ley en Colombia propone modificar el régimen actual de beneficios para las comunidades y particulares vinculados a la producción de hidrocarburos. De ser aprobado, los dueños de tierras donde se realicen actividades de exploración y producción de petróleo podrían recibir nuevas compensaciones económicas adicionales, lo que transformaría radicalmente el modelo de participación en los beneficios del sector energético.

Impulsado por legisladores de zonas productoras y apoyado en parte por sectores técnicos, el proyecto apunta a actualizar una normativa que lleva más de dos décadas sin ajustes sustanciales, buscando justicia distributiva y mayor aceptación social de las actividades extractivas. El debate ya se encuentra en las comisiones respectivas del Congreso y ha generado interés tanto en el upstream como entre autoridades como el Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) y asociaciones como la Asociación Colombiana del Petróleo y Gas (ACP).

¿Qué propone el proyecto de ley y cómo cambiaría el modelo vigente?

Actualmente, en Colombia la remuneración por hidrocarburos se distribuye mediante regalías, compensaciones sociales y participación indirecta en proyectos de desarrollo regional. Los propietarios de predios privados tradicionalmente no reciben beneficios directos si el subsuelo se declara de interés público para exploración de petróleo o gas.

Participación directa de propietarios de tierras

El punto neurálgico del proyecto plantea que los titulares de terrenos donde se descubran yacimientos comerciales recibirían directamente un porcentaje del ingreso neto generado por los campos productivos. Se habla de entre el 0,5% y el 2% de los ingresos brutos, dependiendo del tamaño del proyecto y del volumen de producción diario, además de accesos a fondos de inversión social y ambiental.

Esta propuesta se alinea parcialmente con prácticas vistas en países productores como EE. UU., donde los llamados landowners royalties se constituyen como parte integral del incentivo a las comunidades. Según el borrador inicial, estas transferencias no afectarían el 100% de la participación estatal (regalías) sino que serían una carga directa para la compañía privada que opera el campo, deducible en el marco de contratos con la ANH.

Diferencias con el esquema tradicional colombiano

Colombia se ha regido por un modelo en el que el subsuelo es propiedad del Estado y ninguna renta directa se reconoce a particulares sobre la base de la titularidad del terreno. Sin embargo, este paradigma ha enfrentado tensiones crecientes con comunidades rurales y territorios indígenas que buscan mayor equidad al ser impactados por actividades industriales.

Los defensores del proyecto argumentan que esto no sólo reducirá la conflictividad, sino que también estimulará la agilización de licencias sociales para invertir, incentivando la actividad en segmentos como el offshore y campos maduros en declive.

Impacto económico para pequeños y medianos propietarios

Una estimación del Ministerio de Minas y Energía indica que en campos como Caño Limón o Rubiales, un titular de 30 hectáreas productivas podría recibir hasta 800 millones de pesos anuales si se implementara el esquema propuesto. Este beneficio representa una nueva fuente de ingreso para regiones productoras que, en muchos casos, presentan indicadores de pobreza superiores al 40%.

Distribución territorial de los activos petroleros

Según datos de la UPME y Campetrol, más del 60% de las áreas con producción activa de crudo ligero o medio se sitúan en zonas rurales de los Llanos Orientales y el Magdalena Medio, donde el acceso a mecanismos de desarrollo ha sido históricamente limitado. En estos territorios, proyectos de petróleo y gas natural pueden convivir con propiedad privada ganadera y agrícola.

Otorgar ingresos directos a pequeños propietarios no solo contribuiría a redistribuir parte de la renta energética, sino que impulsaría encadenamientos productivos locales y el fortalecimiento de economías rurales, acercando la industria del upstream a los ciudadanos comunes.

Perspectiva regulatoria y efectos fiscales

La propuesta ha generado discusiones dentro del equipo técnico del Gobierno Nacional. Aunque distintos gremios reconocen la legitimidad del reclamo, existen preocupaciones sobre cómo se financiarían estos pagos sin restar competitividad al sector ni afectar el flujo hacia fondos de regalías y ciencia y tecnología.

Posición de la ANH y de Ecopetrol

La ANH ha manifestado que cualquier modificación al régimen contractual debe ser viable jurídicamente y no vulnerar los actuales contratos de exploración y producción (E&P). Por su parte, Ecopetrol se muestra abierto a soluciones que generen valor compartido, pero insiste en que deben respetarse los límites fiscales y técnicos que garanticen la sostenibilidad financiera del negocio petrolero en todas sus fases: upstream, midstream y downstream.

Costo para el Estado versus retornos sociales

Estudios comparativos como los de la IEA y Ipieca sugieren que incluir esquemas de participación económica en proyectos extractivos puede incrementar entre un 15% y 25% la aceptación comunitaria, reduciendo riesgos reputacionales y gastos en seguridad y litigios. Incluso si representa un sobrecosto en el corto plazo, el retorno en eficiencia regulatoria y estabilidad del negocio podría justificar su implementación.

Reacciones del sector energético y comunidades

Organizaciones como ACIPET y Campetrol aplauden que se abra el debate sobre una reconfiguración territorial de los beneficios petroleros, aunque piden gradualidad y coherencia técnica. Aseguran que Colombia necesita mantener la competitividad frente a otros países de la OPEP u oportunidades en offshore brasileño y argentino.

Respaldo de las comunidades productoras

En contraste, líderes comunales de municipios como Puerto Gaitán, Barrancabermeja y Tibú han expresado su respaldo al proyecto. Argumentan que la imposibilidad legal de acceder directamente a la renta petrolera ha generado décadas de exclusión económica y social.

De acuerdo con encuestas del DANE y estudios de la ANH, en más del 50% de municipios petroleros hay percepciones negativas sobre el impacto económico de la industria. Esto contrasta con su peso en las exportaciones (43% en 2023) y los ingresos fiscales.

¿Qué viene para el proyecto y qué deben hacer los actores clave?

El proyecto de ley deberá pasar por cuatro debates en el Congreso. Se espera que sea objeto de ajustes técnicos, especialmente en lo relacionado con el porcentaje de participación, mecanismos de pago y el posible impacto sobre contratos existentes. No obstante, su avance evidencia una tendencia regional por replantear la justicia distributiva de los recursos del subsuelo.

  • Empresas petroleras deben evaluar el impacto financiero y diseñar modelos que integren esta figura en su planeación de inversiones.
  • Propietarios de tierras deben organizarse legalmente para acreditar titularidad y definir esquemas de representación ante las operadoras.
  • Las autoridades regulatorias como la CREG y la UPME deberán calibrar efectos fiscales y energéticos de la eventual implementación.

En última instancia, el país avanza hacia un nuevo equilibrio entre desarrollo industrial y participación ciudadana. Si las condiciones contractuales se estructuran adecuadamente, el nuevo proyecto de ley podría marcar el inicio de una era en la que la renta petrolera no solo dinamice el PIB, sino también transforme vidas rurales.

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