El programa de gobierno del presidente electo desea acelerar la transición energética que necesitamos para lograr el objetivo de reducir en 51% las emisiones GEI a 2030 y la carbono neutralidad en 2050.
El transporte bogotano juega un papel muy importante en esos objetivos. Bogotá ya inició la incorporación de flotas eléctricas en el transporte público y construye la primera línea del metro y las troncales de la Av 68 y Av Cali, que serán de buses eléctricos (Bogotá solo puede licitar esa tecnología por decisión del Concejo). La Gobernación de Cundinamarca acaba de iniciar las obras del primer tren de cercanías, el Regiotram de Occidente. En portafolio están el Corredor Verde de la Carrera Séptima (con e-buses), la segunda línea del metro, que eventualmente logrará la decisión definitiva de inversión en el actual gobierno nacional, así como el corredor Calle 13 que también tendrá corredor de transporte masivo (e-buses). Un poco más atrás van la planeación del Regiotram del Norte y el Cable de San Cristóbal en estudios de factibilidad, y a nivel de idea las líneas 3, 4 y 5 del metro, 14 corredores verdes y otros 5 cables, todo parte del Conpes de Movilidad Bogotá-Región. El nuevo gobierno será clave en el seguimiento de lo que ya está en marcha y la culminación de la planeación de lo que está avanzado.
Durante la campaña se plantearon dudas sobre la primera línea del metro y seguramente existirá alguna revisión, pero se esperaría que continuara sin contratiempos, así como las troncales y el corredor verde de la Carrera Séptima que hacen parte del paquete existente de recursos para transporte masivo en Bogotá. Lo interesante será ver nuevas propuestas, más allá de la confirmación de la financiación para la Línea 2 y la Calle 13. Por ejemplo, apoyo al Regiotram del Norte y avance con otras líneas de metro y corredores verdes. En Chile, cada presidente suma proyectos, ese ejemplo es útil para nosotros acostumbrados a discutir lo que ya está en marcha.
El componente de transporte público debe complementarse con aceleración de la electrificación de flota del SITP. Los contratistas de 2010 tienen que reemplazar su flota, y de acuerdo con los contratos que dejó la administración de Samuel Moreno y Clara López, lo pueden hacer con vehículos convencionales. Para poder hacerlo con flota eléctrica requerirían apoyo financiero adicional. Además, están las flotas para las troncales y corredores verdes en proceso. Allí el Gobierno Nacional puede darle una mano a la ciudad y contribuir con el diferencial de costo total de propiedad (capital más operación) de forma que se siga avanzando en la electrificación del transporte público de la capital.
Ahora bien, la transición energética también debe cubrir el transporte de carga y los vehículos particulares (carros y sobre todo motos). Allí hay varias posibles líneas de apoyo desde el Gobierno Nacional: recursos para la chatarrización de flotas de camiones y volquetas para reemplazo de vehículos eléctricos en el componente de logística urbana (un poco más complejo en carga regional y nacional por problemas de autonomía de los camiones); continuidad y profundización de esquemas tributarios para la adquisición de motos y carros eléctricos; apoyo en el fortalecimiento de las redes eléctricas para que puedan atender la carga adicional, y puesta en marcha de sitios de carga rápida. También temas regulatorios para facilitar la implantación de redes y tarificación inteligentes. Puede ser interesante que Colombia ponga fecha final a la venta de vehículos de combustible fósil en nuestro país, por ejemplo 2035.
Otro lado de la transición está en el cambio modal: a nivel urbano pasa por infraestructura peatonal y de bicicletas segura al tiempo que se mejoran los servicios de transporte público (con apoyo financiero a la población más pobre para hacerlos asequibles). A nivel nacional la intermodalidad con redes férreas y fluviales (allí hay planes maestros y propuestas desde las regiones).
Por último, pero lo más urgente: el apoyo al déficit financiero del SITP que drena actualmente las finanzas distritales. El programa de gobierno habla de apoyo a cobro por congestión; eso está bien, pero se requieren fuentes nuevas, por ejemplo, un cambio en los impuestos de propiedad para que los vehículos más contaminantes paguen más (ahora sólo se paga con base en el valor del vehículo, y no por su impacto ni en congestión, ni en uso del espacio público, ni en contaminación, ni accidentalidad).
Los principios indicados por personas cercanas al Pacto Histórico, como el exdirector del IDU William Camargo, muestran que esta agenda es cercana a las intenciones del nuevo gobierno.
Publicado originalmente en eltiempo.com
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